martes, 19 de abril de 2011

[…] esto no es más que un inmenso mar al principio de los días te veía entera y ahora sólo veo tus dedos que me saludan desde el otro lado del silencio desde el otro lado del vodka desde el otro lado del humo estamos en el centro de un cristal roto que cada día se abre más y más nuestros reflejos en el espejo de los días no son más que un rompecabezas mal armado de nuestros sueños de nuestras palabras cuando te veía en las mañanas sabía que eras apenas una colección de ruidos y sudores que la mano del tiempo había armado antes de despertarnos…

(Tomado de Opio en las nubes, Rafael Chaparro Madiedo, p. 133)

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