domingo, 8 de mayo de 2011

Bitter-sweet, mom

Un día genial de primavera, con mucho sol, cielo clarito y nubes gordas. Un día un poco amargo, bastante dulce pero con algo de bitter, con esa vaguedad de mis memorias que aún no te abandonan, todas esas redundancias en la casa, tus manos en mi cabello o en la olla marca Record. Qué turbia sensación que me hace despertar en medio de la nada, con los sonidos enrevesados; mamá ha muerto y no son good news, estoy enclaustrado entre dinamita y silencio, clavado en un sueño que nunca pedí. Malditas pesadillas. Sin ellas, las madrugadas serían la cosa más linda del universo.

Otro día de la Madre así, revuelto entre llamadas de auxilio en diferentes estaciones, sintiendo el peso de tus ojos latiendo desde el fondo de mis venas. Tu bolsa del mercado, tus zapatitos de alquiler, tus pasillos y toditas nuestras infancias siguen allí, bajo el mismo techo donde una vez cerraste los ojos llenos de cansancio, de amor y de muerte. Feliz día, mamá. Como alguna vez te escribí, llegará el tiempo en que me llevarás a pasear colgado de tu cuello, encerrados, herméticos, bajo el cielo pintado de agujeros y mentiras

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